
Se realizó los días 20, 21 y 22 de febrero de 2004 el III Congreso Internacional de los Cooperadores de los Heraldos del Evangelio, cuya programación se desarrolló en el Hotel “Gran Meliá”, en Sao Paulo, contó con la participación de delegaciones de diversos países. El evento, marcado por lo carisma de esa Asociación de Derecho Pontificio desde la recepción a los participantes (cuando las señoras recibían una rosa roja), tuvo su solemnidad de instalación marcada por la celebración de la Santa Misa.

Esa Misa fue presidida por Mons. Emilio Pignoli, obispo diócesano de Campo Limpio, el primer Prelado en aprobar en su jurisdicción los estatutos de los Heraldos, y con él concelebraron otros sacerdotes, siendo también realizada la solemne coronación de la Imagen Peregrina del Sapiencial e Inmaculado Corazón de la Virgen de Fátima.
Mons. Emílio, en su homilía, llamó la atención para el tramo de la Carta de Santiago que dice que la fe sin obras es muerta, contrastando tales palabras con las actividades de apostolado realizadas por los Heraldos del Evangelio en los varios países; mencionó él, la gran dificultad por la cual pasó Abraham al oír de Dios la orden para sacrificar a su hijo Isaac, abordando también la Nueva Evangelización, movimiento subsecuente al Concilio Vaticano II, para la cual ha sido de gran importancia la participación de los movimientos laicos, como los Heraldos.
En la sesión que se siguió a la Misa fue anunciado por el Presidente General, el Sr. Juan Clá Días, haber llegado la 50 el número de países en los cuáles los Heraldos del Evangelio ejercen actividades.

El número de participantes en el congreso ultrapasó las 1.500 personas, las cuales vinieron de diversos otros países además del Brasil. Acompañaron ellos con interés y entusiasmo las charlas y obras de teatro, que tuvieron gran contenido espiritual, después de las cuales fueron realizados círculos de reflexión comprendiendo los temas presentados, habiendo el último día una presentación del consenso obtenido entre los varios grupos, hechas por dos congresistas escogidos.

Además de las artes escénicas, el arte musical tuvo destaque en el congreso, siendo todas las ceremonias (Misas, Adoración al Santísimo Sacramento, Coronación de Nuestra Señora, cortejos y otros actos de devoción) solemnizados por el Coro y Banda de los Heraldos del Evangelio.

Durante todo el evento los participantes pudieron acercarse a los sacerdotes que allí se encontraban a la disposición para oír las confesiones y administrar el Sacramento del Perdón. El Santísimo Sacramento fue continuamente mantenido en el Hotel Meliá en un área propicia al recogimiento y a la oración, siendo visitado por los congresistas que a Él dedicaron varios momentos en el transcurrir de los días.
Mons. Odilo Pedro Scherer, obispo auxiliar de Sao Paulo y Secretario General de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, presidió la Santa Misa de la Cátedra de Sao Pedro, teniendo por concelebrantes otros sacerdotes. Esa Misa fue celebrada en acción de gracias por ocasión del 3º aniversario de la aprobación de los Heraldos del Evangelio por la Santa Sede. En la homilía explicó él el origen de aquella festividad, en que la Santa Iglesia cristianizó la costumbre pagana de venerar los antepasados a través de las sillas por ellos usadas.

Después de la celebración Mons. Odilo, administró una conferencia sobre el nuevo proyecto de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil) que dice respeto al papel mayor que será dato a los laicos en la Nueva Evangelización, tan querida por el papa JUAN PABLO II, disponiéndose al fin a responder preguntas sobre el asunto expuesto.

En ese evento fue constituido un grupo de 46 personas de varios países con el objetivo de recolectar opiniones de los participantes acerca del congreso, inclusive con sus expectativas en relación al mismo y en relación al prójimo. También hubo una extensión post-evento: las personas que permanecieron en Sao Paulo durante los días de vacaciones tuvieron ocasión de visitar diversos locales de veneración (como la Catedral de la Sé, y la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús), además de varias Casas de los Heraldos del Evangelio localizadas en la ciudad y en su periferia, inclusive participando de las actividades en ellas realizadas.

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