Si nos referimos al vocablo iglesia como el lugar donde se reúnen los fieles para celebrar el culto divino, el templo cristiano más antiguo sería el Cenáculo. En él Jesús celebró la primera Misa donde los Apóstoles "perseveraban unánimes en la oración" (Hch 1, 14) junto con la Virgen María, algunos discípulos y las Santas Mujeres.
También serían iglesias las residencias en las que se congregaban los primeros cristianos para realizar la Cena Eucarística. San Pablo menciona en sus epístolas al matrimonio Áquila y Priscila y a la "Iglesia que se reúne en su casa" (Rm 16, 5; 1 Cor 16, 19).
Con más razón aún se podría considerar como iglesias a las catacumbas del período de las persecuciones; en varias de ellas los ornatos, pinturas e imágenes prenuncian los esplendorosos templos edificados en épocas posteriores.
La construcción de edificios destinados específicamente a los actos de culto comenzó poco después del Edicto de Milán, promulgado en el 313 por el emperador Constantino, a quien le debemos los dos templos cristianos más importantes del mundo: la Archibasílica de San Juan de Letrán, inaugurada en torno al año 320, y la Basílica de San Pedro, consagrada en el 329.
Por iniciativa del emperador y de su madre, Santa Elena, también se levantó en Belén, en el lugar del nacimiento del Niño Jesús, la Basílica de la Natividad, concluida en el 333. Dos años después, se inauguraba en Jerusalén la Basílica del Santo Sepulcro, en cuya construcción Santa Elena puso mucho empeño personalmente.
¿Habrían sido edificadas en otros sitios iglesias anteriores a esas? Parece poco probable, y si existieron no han dejado rastro en la Historia.
Por lo tanto, podemos afirmar que la Archibasílica de Letrán, denominada "madre y cabeza de todas las iglesias de Roma y del mundo", es el templo cristiano más antiguo.