Múltiples son las advocaciones bajo las que se presenta la Santísima Virgen: Nuestra Señora de Fátima, de Lourdes, de Guadalupe, del Pilar, de La Salette y muchas más. En Brasil, la de Aparecida es la que mejor representa el fuerte vínculo del pueblo brasileño con esa Madre que, con tanto cariño y solicitud, se dispone a auxiliar a sus hijos en este valle de lágrimas.
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Casi cinco mil miembros del Apostolado del Oratorio de diversas ciudades brasileñas participaron compenetrados en la Santa Misa presidida por Mons. Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida y presidente del CELAM |
El día 14 de agosto, aproximadamente unos 4.500 participantes del Apostolado del Oratorio, llegados de más de 70 ciudades de varios Estados: São Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Espíritu Santo y Paraná, se encontraron en el Santuario Nacional de Aparecida para agradecerle juntos a la Patrona de Brasil todos los favores recibidos de sus manos virginales y pedirle que bendijese a las familias de ese país y del mundo entero.
El momento principal de la romería fue la solemne Misa en el altar mayor de la basílica, presidida por el Arzobispo de Aparecida y presidente del CELAM, Mons. Raymundo Damasceno Assis, y concelebrada por el Obispo de Lorena, Mons. Benedito Beni dos Santos, y catorce sacerdotes.
Al final de la celebración, tras las palabras de agradecimiento del P. Antonio Guerra, EP, asistente espiritual del Apostolado del Oratorio, la asamblea acogió calurosamente a la imagen de Nuestra Señora Aparecida, llevada en procesión hasta el altar por miembros de la rama femenina de los Heraldos del Evangelio, para que fuera venerada por los peregrinos.
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Celebrantes y fieles acompañaron con emoción la entrada de la imagen de Nuestra Señora Aparecida, llevada en procesión solemne por las hermanas de Regina Virginum, rama femenina de los Heraldos. |
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Pidamos también nosotros a la Reina de Brasil que bendiga a nuestras familias, a nuestros parientes, a nuestros párrocos y a nuestros Pastores; que Ella continúe tocando los corazones de las personas apartadas de Dios, llevándolas al seno de la Santa Iglesia.

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